Hermanas en la Sombra
Búscamos dignificar a las mujeres en prisión a través de la publicación de escritos y otras producciones artísticas. Desde 2008, realizamos intervenciones feministas de escritura en espacios donde se vive violencia.
Más InformaciónLa Colectiva Editorial
Hermanas en la sombra
Que realiza su labor desde 2008, está conformada por mujeres internas del CERESO de Atlacholoaya, Morelos, y, externas a la institución penitenciaria, buscamos dignificar a las mujeres en prisión a través de la publicación de nuestros escritos; ganar el respeto de la sociedad, que sepan que tenemos valores, que sentimos angustia y dolor, que no somos sus enemigas; editamos nuestros libros, hacemos radio, documentales y teatro para ser escuchadas, que no se nos juzgue sin conocernos, y así reeducar a la sociedad sobre la realidad de las personas, en particular de las mujeres en prisión.
‘Las mujeres que participamos experimentamos una transformación de lo que significa para cada una ser mujer y en el cómo abordamos nuestros dolores, alegrías retos y esperanzas. ’
Hermanas en la sombra
Publicaciones
“Durante mucho tiempo viví con el pecho oprimido, con ese nudo en la garganta que te ahoga, que te mata. Con ese dolor en la panza que se convierte en cólico, con el coraje de no gritar lo que siento. Hasta que conocí la escritura y comprendí que contigo puedo expresar mi dolor, mi disgusto, mi deseo. Que el mundo conozca vivencias, de amores, decepciones, lo que me ha costado tocar fondo para poder reinventar la nueva versión de mí, aprendiendo a perdonarme y a pedir perdón. Por eso escribo. para liberar lo que soy yo.”
Valentina Castro
Desde la detención, la mayoría sufrimos golpes, maltratos, insultos, por los servidores de la ley. Y en algunos casos, ciertas extorsiones que no son sostenidas a proceso. Mágicamente, en el trayecto de la procuraduría al penal, desaparecen los partes médicos y los testimonios de dichas agresiones.(...) Los costalazos no dejan huella, pero sí un cuero lastimado como el mío.” (fragmento)
“Ese nudo que había sentido antes se hizo más grande, entonces le expliqué –Ahora no puedes quedarte conmigo aquí solo somos señoras adultas. Ella me interrumpe diciendo –Pero yo ya crecí ¿No ves como estoy grandota? Le dije –Sí mi amor, sólo que debes estar más grande todavía, te prometo una cosa, en cuanto tú crezcas yo estaré contigo. Bajo esa promesa se fue contenta, esa tarde lloré como nunca, primero porque ignoraba cuanto tiempo pasaría para volver a ver a mis otras nenas, después, no sabía si le cumpliría esa promesa a mi niña.”